Esta tarde, cuando caminaba por la Av. Díaz Vélez, el músico y compositor Palo Pandolfo súbitamente se desvaneció y con él una buena parte de la música urbana del último cuarto de siglo.
Palo Pandolfo fue el líder de una banda de culto como Don Cornelio y la Zona, que con apenas dos discos, épicos y gloriosos, ha marcado a fuego a varias generaciones de fans y músicos de rock. La dinámica creativa, más abierta, expansiva, siguió a través de Los Visitantes, una suerte de desprendimiento de Cornelio, emprendido junto a su socio y amigo Federico Ghazarossian.
Los Visitantes se bifurco en distintas vertientes, que acogían, aceptaban aires folclóricos, ritmos diversos de proyección latinoamericana y notas de tango. La intención de visitar y nutrir, de crear un cancionero propio, a bordo de sus composiciones y adhiriendo paginas ajenas, marco su etapa en solitario.
La gratitud y generosidad de Palo, lo llevo a prestar su presencia a una infinidad de actividades de fomento y solidarias, apoyando siempre causas justas y urgentes. La poesía, abarcaba la otra mitad de sus sueños y la impulso a través de conciertos de lectura, happenings y en cuanto espacio le fuera posible incluirla, a bordo de un selecto grupo denominado Los Verbonautas.
El trabajo en su última etapa, estaba signada por el desarrollo de intereses personales en su actividad solista y una aventura grupal desbordante de energía y sentimiento, que no por casualidad se dio a conocer bajo el nombre La Hermandad. La agenda de sus últimos días, plena de actividad, con presentaciones en vivo y la grabación de su disco “Un Alma Partida” junto a Juan Belvis, del cual ya había presentado un par de singles a modo de adelanto, crearon el marco perfecto para que su partida sea a bordo de la actividad que el amaba.
¡¡¡Buen Viaje Palo!!!
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