por Fernando Infante Lima
Un hombre de mediana edad, la habitación de un hotel de Jamaica, un par de libros que hablan de sincronicidad, una mujer que sugiere un futuro, una serie de pensamientos tormentosos y la sensación de estar viviendo el fin de un ciclo. La unión de esos elementos, si la vida se revela a partir de la premisa que todo se delimita a un hombre y su circunstancia, debería inexcusablemente inducir, si de un artista se trata, a una explosión creativa.
Sting intuía, ansiaba, presagiaba, asistía sin saberlo a ciencia cierta, al quiebre definitivo de las alianzas que le daban sentido a su vida: Frances Tomelty y The Police. Su viaje a Jamaica con la que sería su nueva esposa, Trudie Styler, escondiendo en su equipaje los libros "The Roots of Coincidence" de Arthur Koestler y "Synchronicity" de Carl Jung, que respondían a la idea de la sincronicidad, serían el embrión de uno de los discos más icónicos e interesantes de la historia del rock.
La colección de canciones, expone una dinámica ambigua, donde conviven la furia y la ilusión. El desencanto, en distintos planos de análisis, respira en el "lado A", cierta calma embebida en ejercicios de sanación y la esperanza que asoma a un nuevo comienzo, habitan en el "Lado B". "Synchronicity", al igual que cada disco de The Police, tiene una estética propia, una búsqueda expresiva original, que siempre ha sabido escapar de la tendencia imperante.
La idea de sincronicidad, traspolada desde un plano personal al artístico, se desliza entre la aceptación del azar como ordenador universal y el condicionante impuesto de una relacional disfuncional, en las dos versiones de la canción que da título al disco. La idea de extinción regula las pulsaciones de la semi experimental "Walking in Your Footsteps", abriéndose a múltiples lecturas, mientras la soledad y el abandono ganan la partida en la urgente "Oh My God".
![](https://static.wixstatic.com/media/55bfef_e117ce3c45c44dcd9b9baaf9bf5c4efc~mv2.webp/v1/fill/w_980,h_551,al_c,q_85,usm_0.66_1.00_0.01,enc_auto/55bfef_e117ce3c45c44dcd9b9baaf9bf5c4efc~mv2.webp)
La pulsión compositiva de Sting es la luz guía del disco. Desde la dualidad de "Every Breath You Take", entre psicótica y romántica, a la insinuación culposa de "King of Pain", pasando por la placidez espiritual de "Tea in the Sahara" y la hipnótica "Wrapped Around Your Finger", todo responde a su desahogo emocional.
La escritura de Andy Summers y Stewart Copeland, relegada en este trabajo a un segundo plano, ofrece sin embargo, las piezas más interesantes. La misteriosa y satírica "Miss Gradenko", la enfermiza "Mother" y la desoladora "Murders By Numbers", sorprenden y aportan riqueza al tono expresivo del disco.
La estudiada y cuidadosa producción de Hugh Padgham, un prestigioso productor que ya había trabajado previamente con la banda, permitió que la obra llegara a buen puerto. El éxito, los egos inflamados y una gira mundial, que se extendió a dos largos años, sin mencionar la cruza de intereses en juego, hicieron que la convivencia fuera un verdadero infierno. La solución, en busca de evitar peleas y discusiones, fue que los músicos grabaran en diferentes ambientes del estudio.
La abierta paleta de sonidos, la más variada que utilizo The Police en su intenso y breve ciclo de vida, a pesar o gracias a grabar por separado, es un auténtico hallazgo. La exquisita instrumentación, deteniéndose en las necesidades de cada composición, sin perder de vista su particular fórmula, se abre a texturas de jazz, rock y reggae, además de encontrar, a través de un inteligente uso de los syntetizadores, un tibio aire experimental.
La idea de que la buena música no tiene edad, que da reafirmada en "Synchronicity", al cumplirse cuarenta años de su edición original. Un auténtico Inevitable.
"Synchronicity" (álbum completo) https://www.youtube.com/watch?v=Si5CSpUCDGY...
La Señal Música (spotify) https://open.spotify.com/playlist/3c4vPEi4bw2wq54OMmu9VL...
Comments